sábado, 12 de junio de 2010

LOS DOMINIOS DE TONY

Me dio ladilla ir a la Biblioteca Nacional y había demasiada cola en la arepera socialista. De pronto mi novia me dijo: Tú nunca has ido al patio de atrás de tu casa. Bingo.

Más allá de lavar, tender la ropa y ser brutalmente atacado por los perros de Adrían (quien me alquila la habitación); mi estancia en el patio ha sido mínima. Ni hablar de pasar la reja que da hacia la parte trasera de la casa. Sé que allí vive Tony, en un depósito que acondicionó. También sé que había una lancha del abuelo de Adrián. Quién sabe qué más.

Tony es músico, tiene una moto y vive pegado en los 60. Se gana la vida tocando canciones de los 007, Los Impala y todos esos grupos en cuanto bar lo contratan por ahí. Siempre lo escucho cuando pasa al lado de mi ventana y se dirige a sus dominios. Al fin conoceré sus tierras, me dije.

Así que ayer, al llegar del trabajo, me preparé para la expedición. Salí por la cocina, enfrenté a las bestias salvajes, aproveché para colgar la toalla que, como siempre, dejé mojada en la cama, y atravesé la reja. Casi un año viviendo en esta vaina y no había estado aquí, pensé. No conozco Tokio, pero tampoco conozco el sitio donde vivo.

Siempre hemos tenido planes de cortar la grama y no lo hemos hecho. Sólo hay un camino que no tiene monte: por donde Tony pasa para entrar a su cuarto. Sigo ese camino bordeando la pared y ya estoy en el patio de atrás; es como de 40 metros por 20. Lo primero que veo es la casita: hasta DirecTV tiene. Me asomo por una ventana y me doy cuenta de que aunque mucho DirecTV, no hay baño. ¿Cómo hará cuando se está cagando? Yo no lo he visto entrar al baño de la casa. Eso me asusta, cuido mis pasos. En la profundidad de la grama veo pequeños objetos marrones; no, no son los mojones de Tony, son los restos de fosforitos que él lanza durante la noche y que para ahuyentar a los bichos. Sigo explorando con miedo de encontrarme con un baño ecológico y me acuerdo de la lancha. No hay lancha. Tal vez los mosquitos nucleares que fastidian al rey del patio se la comieron. Aparte de la casita y un tubo que agarré para mi cortina, no hay nada. Puro monte. El trabajón que nos espera cuando cortemos todo esto. Me voy pensando en que debemos mejorar el imperio de 40x20 y sintiendo que debí quedarme en la cola de la arepera. Cierro la reja.

1 comentario:

  1. Tengo un enredo y ahora no sé cual es Carlos, si el arquitecto o el psicotrópico que hace viajes en autobús. De cualquier forma me pareció excelente.
    Roberto
    Calvo sin puesto fijo.

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